Dos futbolistas de la misma edad y misma posición. De
Thiago se habla porque está en el mercado, sondeando sus opciones. En el Barça
cuenta poco, y le dicen que espere un par de años, hasta que Xavi dé un paso
atrás.
Por su parte, Aaron Ramsey ha sido un héroe en silencio
del increíble aunque nada espectacular final de temporada del Arsenal, que ha hecho
39 puntos en los últimos 16 partidos.
El Ramsey de final de temporada recuerda al de los
últimos dos meses antes de que Shawcross le rompiera la pierna, cuando se ganó
un sitio al lado de Cesc y le empezó a robar protagonismo. Pero más maduro. Más
resistente. Más fuerte. Y contradictoriamente, más criticado.
Recuerdo lo que pensé en el momento: con esta lesión es
imposible que vendan a Cesc este verano. Y así fue. Tres años más tarde, Ramsey
está jugando mejor que Cesc. Y Cesc le está bloqueando el paso a Thiago.
Pero si el galés del Arsenal es criticado, Thiago lo es
aún más. Él es un jugador de fantasía, un Ronaldinho de la medular. Distribuye
como Riquelme 20 metros atrás, pero su cambio de ritmo y intensidad no tiene
nada que ver.
Ahora despierta el interés de muchos clubes porque una
cláusula de 18M€ es poco para él y para lo que él puede ser. De ir mal las
cosas, siempre puedes sacar al menos 10M€ en dos o tres años. Para equipos como
United, Chelsea, Liverpool, Dortmund o Juventus, esto no es nada.
Esta es la corta historia de dos carreras casi paralelas
que tienen como elemento común a Cesc Fábregas, que a su edad ya era capitán
del Arsenal y llevaba varios años repartiendo más de 20 asistencias por
temporada. Sin embargo, Cesc nunca tuvo ninguna crítica (antes de llegar al
Barça). Era un niño prodigio superando las expectativas.
Thiago y Ramsey no tenían tantas, pero son mucho más criticados. Thiago
por estar en un club donde hay más afición a criticar que a animar. Ramsey por
haber pagado el precio de más de un año de inactividad y de intentarlo siempre
tanto que al final parecía que no estaba en ningún sitio. Cosa que ya no pasa.
Porque Ramsey ha sido titular, y después ha demostrado que merecía serlo.
Thiago necesita la oportunidad que Ramsey ha tenido: jugar, equivocarse y
ganarse el puesto. Difícil que esto pase en el Barça.
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