lunes, 7 de abril de 2014

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EL ARSENAL EN EL DIVÁN


Sólo quedan dos objetivos: asegurar la clasificación para la próxima Champions y ganar la FA Cup. Fallar en cualquiera de las dos es declarar la temporada como fracaso y tirar la primera ficha de dominó de un seguido de cambios que entonces serían inevitables.

Será imposible entender la continuidad de Wenger si no se cumplen esos dos objetivos, que ahora mismo son perfectamente factibles. Aún cumpliendo, habrá que hacer cambios, porque el equipo tiene problemas que lleva arrastrando toda la temporada.

En primer lugar, falta calidad. Se necesita más talento, sobre todo arriba. Cazorla y Podolski no han dado la talla esta temporada, por ejemplo. Ni combinan, ni defienden ni toman buenas decisiones. Tienen una aportación neta negativa.

En segundo lugar, las lesiones. Las primeras fueron por mala suerte: Oxlade-Chamberlain, Walcott y Podolski. Marcaron mucho el reparto de fuerzas en la zona de ataque. Imaginad si hubiera estado todo el año Chamberlain como está jugando ahora; imaginad los goles que habría marcado Walcott, que ya hizo muchos en los pocos partidos que estuvo bien entre lesión y lesión.

Las otras han sido provocadas por sobreuso y poca o nula rotación: Ramsey y Wilshere principalmente. Jugaron todo mientras estaban bien, hasta que no lo estuvieron. De hecho, con Giroud ha pasado lo mismo, solo que en lugar de lesionarse ha jugado tremendamente peor.

En tercer lugar, la inestabilidad y debilidad mental del equipo. Puede que esté relacionado con los otros dos grandes problemas: la falta de calidad diferencial (al menos la que ha habido disponible) quita confianza al equipo, y la manca de fuerzas a estas alturas de temporada también afecta a la resistencia mental. Aunque también se podría decir que la falta de resistencia mental afecta a la resistencia física.

La cuestión es que las goleadas recibidas tienen una explicación psicológica, y hay que hallarle solución lo antes posible. La cuestión es también que el equipo nunca sale con intensidad excepto en la tradicional ida de octavos de Champions, donde, si el árbitro lo permite, el buen juego dura una media horita.

Esto no es suficiente para competir por la liga, que debe ser el objetivo a partir de ahora que se ha salido por fin del tiempo de austeridad provocado por el cambio de estadio. Hay que salir a matar en todos los partidos desde el primer minuto. Y esto ya se veía venir, porque muchas de las victorias del Arsenal esta temporada son por un gol o dos como mucho; es decir, especulando y trabajando lo mínimo en ataque, cosa que ya es triste.

Si Wenger sigue, hay que volver a los orígenes. Calidad en ataque por encima de especulaciones. Rapidez en el juego y ambición. Determinación en los pases, movimientos sin balón y, por encima de todo, un juego sano, con confianza. Basta ya de juego depresivo.

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