Esperas eternas y confirmaciones oficiales que se hacen
esperar días. Fichajes fallidos por menos de un millón. Jugadores atados que se
pierden porque otro club se adelanta en el último momento. No-fichajes con la
excusa de que cortarían la progresión de un jugador joven. Salidas de los
jugadores más importantes.
Así son los veranos en el Arsenal. Tiempo de frustración
y de evitar ilusionarse con nada por miedo a una mayor decepción. Y ahora Cesc
Fábregas al Chelsea, a Mourinho.
Este es un puñal envenenado e inesperado. Si Wenger
quisiera, podría ficharle. Según informan incluso desde la BBC, el Arsenal ha
declinado la opción de ficharle porque no buscan un mediocampista atacante.
Es fácil imaginar una situación en que nos arrepintamos de
no haberle traído de vuelta. Difícil ver una en que nos sobre su calidad.
Si fuera una cuestión de encajar en la plantilla, la
solución es sencilla: Cesc compite con Ramsey por ser el box-to-box, Wilshere
pasa a jugar habitualmente de creador atrasado, el rol que hasta ahora tenía
Arteta, y así hay espacio para un mediocentro defensivo puro nuevo que hay que
fichar igualmente.
Wenger debería ficharlo aunque alguien se quede sin
minutos, cosa que sólo pasaría si no hubieran lesiones, cosa que nunca pasará y
menos en el Arsenal. Cuando hay la oportunidad de fichar a un gran jugador, se
tiene el dinero y el jugador quiere venir, no hay excusa.
De hecho, Wenger debería ficharlo sólo para que no vaya a
un rival directo como el Chelsea. Tanto por el mero hecho de que se refuerzan
deportivamente como para no hacer pasar por otra traición así a los
aficionados.
Por otra parte, si Cesc se va al Chelsea, aunque el Barça
lo eche y el Arsenal lo rechace, no tendrá excusa ni perdón. Él fue el símbolo
del “project youth”, el intento de formar un equipo con jugadores jóvenes para
competir contra el dinero del petróleo que entraba en el fútbol.
Y el Chelsea fue el máximo exponente de ese derroche de
dinero ilegítimo que reventó a los equipos con el suficiente amor propio para
no aceptar lo que no se han ganado.
Y Mourinho… Mourinho es el entrenador que ha insultado en
múltiples ocasiones al Arsenal y a Wenger. Y que también ha hecho la vida
imposible con tácticas sucias y de perdedor al Barça, a Guardiola y a Tito cuando
Cesc estaba en el allí.
Cesc mismo ha salido algunas veces criticándole, entrando
en el enfrentamiento verbal a través de la prensa. Si ahora está dispuesto a
jugar allí, al Chelsea, para él, para Mourinho, es que Cesc ha perdido la
memoria, la cordura y el honor.
Esto no llegaría ni al nivel de la marcha de van Persie al United, una
traición a una rivalidad deportiva, imperdonable, pero mínimamente
comprensible. Esto sería pasarse al enemigo, cambiar de bando completamente.
Antes de hacer esto, más valdría que se retirara como ermitaño.
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